Rodrigo de Paul en el Atlético de Simeone: entre el ayer y el hoy


Rodrigo de Paul llevaba mucho tiempo mereciendo dar un salto importante. El futbolista argentino, flamante campeón de la Copa América, ha recalado este verano en el Atlético de Madrid después de encadenar varias temporadas siendo uno de los mejores centrocampistas de la Serie A. En Udine, donde llegó en el verano de 2016 tras regresar a Racing Club procedente del Valencia CF, De Paul ha firmado 33 goles y 32 asistencias en cinco temporadas, que evidentemente son cifras muy altas para un jugador que no actúa como delantero centro. Números que ensalzan la altísima determinación del futbolista argentino en esos metros finales, y que seguramente hayan sido el principal motivo de atracción para Diego Pablo Simeone; que, entre otras muchas proezas, supo detectar antes que nadie la capacidad goleadora de un futbolista que había hecho toda su carrera como mediocentro (en solitario o en un doble pivote): Marcos Llorente. Con la incorporación de Rodrigo de Paul suena bastante probable que el Cholo pretenda reforzar el exitoso plan de la temporada 2020-21, apostando en este caso por un perfil de futbolista que congenia esa mezcla de talento y carácter tan valorada por su Atlético, e incorporando para la causa a un jugador en alza: De Paul ha sido uno de los futbolistas más destacados de la Copa América.

El jugador argentino ha crecido muchísimo todos estos años defendiendo la camiseta de Udinese. Esta última temporada, sin ir más lejos, De Paul ha rozado los dobles dígitos de goles (9) y asistencias (9), siendo, según estos números, su campaña más productiva en cuanto a la realización ofensiva se refiere. Hablamos de un futbolista con una altísima participación en el juego de su equipo. De Paul ha promediado esta última temporada cerca de 80 intervenciones por partido, 41 pases buenos y algo más de dos key passes. Unos números que representan bien la enorme trascendencia de De Paul en la pizarra de Udinese, los cuales son causa y a la vez consecuencia de su estatus en la plantilla, y que dan fondo y forma a un crecimiento muy sostenido en el tiempo desde que el futbolista llegó al Calcio.

Yanick Carrasco es otro de los futbolistas muy potenciados en esta etapa. Foto: Maria Jose Segovia/Focus Images Ltd
Carrasco es otro de los futbolistas potenciados en esta etapa. Foto: Maria Jose Segovia/Focus Images Ltd

Siendo diestro, y acostumbrado a jugar a pie natural, Rodrigo de Paul destaca por ser un gran lanzador en la creación y la ejecución del movimiento. El futbolista argentino se ha caracterizado estos años en el Udinese por ser el hilo conductor de todos los ataques de su equipo. De Paul era el inicio, el nudo y muchas veces hasta el desenlace de las jugadas, arrancando más abierto o más cerrado, en uno u otro lado, pero apareciendo por dentro para conducir o lanzar las transiciones del equipo al espacio; un rol muy parecido al que también ha tenido en esta selección argentina de Lionel Scaloni. En ese contexto de recepción y salida, el cual seguramente también probará muchas veces en este Atlético de Madrid, pese a que el equipo ha adoptado otras vías esta temporada para acercar a Luis Suárez al área, Rodrigo de Paul funciona como un perfecto ejecutor del tiempo y el espacio a la hora de levantar la cabeza, detectar la mejor solución y darle al conjunto la opción de salir disparado atacando de atrás hacia delante tras recuperar la posesión. Pero De Paul es mucho más que eso. El de Sarandí es un gran llegador desde la segunda línea, tanto en el empuje de esas transiciones largas como en el refuerzo por sorpresa de los ataques más posicionales, sabiendo muy bien dónde aparecer y cuándo levantar la cabeza, y en esas situaciones destaca por ser un futbolista muy resolutivo incluso sin espacio (ni tiempo de reacción) para irrumpir en el área rival y rematar a puerta o asistir al compañero liberado.

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De hecho, en este tipo de situaciones, además de por lo peligroso que ya de por sí es chutando, utilizando el empeine-interior de su pie derecho para darle fuerza al disparo, De Paul ha sabido elegir cada vez mejor para plantarse en línea de fondo (o en una zona de poco ángulo para el remate directo), levantar la vista y detectar al hombre libre que irrumpe en escena para habilitar su llegada. Eso o apoyarse en las piezas más cercanas a su posición tras salir de un recorte desde la banda, por ejemplo, para completar una pared, perfilar el cuerpo y acabar él mismo la jugada en posición de disparo. Estos son los detalles que prueban ese crecimiento sostenido al que anteriormente hacíamos referencia, y que no solo hace alusión a su mejoría técnica en detalles de mayor calidad, sino a su desarrollo visual y espacial para jugar e interactuar con todas las referencias que conforman su entorno. A través del pase corto, el desplazamiento o la conducción, golpeando por arriba o por abajo, con envíos tensos o más curvos, Rodrigo de Paul es un futbolista con capacidad para activar cercanos, intermedios y alejados a su posición con un gran arsenal de recursos (técnicos y tácticos) que le permiten mapear y tener controlados los objetivos en el radar.

Marcos Llorente ha sido uno de los grandes inventos de Diego Pablo Simeone. Foto: Matt Wilkinson/Focus Images Ltd
Marcos Llorente ha sido uno de los grandes ‘inventos’ de Simeone. Foto: Matt Wilkinson/Focus Images Ltd

Todo ello entronca con la verdadera mejora de Rodrigo de Paul estos años: el argentino ha aprendido a decidir de un modo más racional para controlar sus impulsos, pese a ser un futbolista eminentemente vertical en sus acciones, y buena prueba de ello es la forma que ha aprendido de pensar antes de actuar para escoger (casi) siempre la mejor opción en muy pocas décimas de segundo. Así las cosas, es muy común ver a De Paul frenar lo justo una opción de contragolpe para levantar la cabeza, provocar el repliegue rival y aprovechar ese retorno defensivo para explorar una vía mucho más útil para combinar en corto y entregarle el esférico a un compañero que se ha quedado en una mejor situación. Una evolución que también es palpable en situaciones de mayor aceleración, o incluso de finalización, que conste, pues Rodrigo de Paul ha aprendido a levantar la cabeza en el momento clave y esa determinación bien aplicada es el verdadero secreto que explica el gran impacto de sus cifras. Físicamente, el de Sarandí es un futbolista poderoso en los contactos. De Paul es un jugador fuerte en el cuerpo a cuerpo, resistente en la fricción y capaz de esconder el balón protegiéndolo con el tronco, los brazos y sus piernas, lo cual es un plus a nivel defensivo (sin tratarse de un especialista en la materia), y muy resistente en los esfuerzos (algo clave, tanto en sus desmarques de ruptura en los últimos metros, que los tiene, como en la presión o la basculación, siendo agresivo en todo caso), sin ser por otro lado un futbolista que destaque por su intimidación a campo abierto. Rodrigo de Paul es mucho más rápido de cabeza que de piernas, con todo lo que esto supone, y esa habilidad, más táctica o mental que motora, le permite sacar partido de situaciones muy complejas al ser muchas veces el brazo ejecutor con balón. De Paul no necesita ser el más rápido al espacio para poner al equipo a correr.

Aún está por descubrir cuál es la intención de Diego Pablo Simeone con todo el equipo en general y con el propio Rodrigo de Paul en particular, pero lo que conocemos de uno y otro hasta el momento deja entrever que el argentino podría tener un peso específico actuando como interior en medio campo. Es cierto que el perfil derecho, el que más ha beneficiado a De Paul hasta el momento, es (y seguirá siendo, en condiciones normales) propiedad de Marcos Llorente, pero por ahí, quizá por izquierda, debería venir el encaje de De Paul en el Atlético de Madrid 2021-22. El nuevo fichaje rojiblanco ha demostrado tanto con Udinese como con su selección que no necesita imperiosamente vivir todo el tiempo en campo rival para lucir, y tampoco requiere una posición muy delimitada sobre el césped para dar lo mejor de sí. De hecho, cuanto más suelto ha jugado De Paul estos últimos meses, partiendo desde un lado (siendo interior) para acercarse al centro, mejor ha rendido. Y lo mejor de todo es que, a nivel futbolístico, tiene argumentos para reforzar ese plan, pero también para formar parte de otros caminos que bien ya pueden haber sido explotados, como el 4-4-2, o que aún podrían estar por conocerse, si es que Simeone siente la necesidad de volver a agitar la coctelera esta temporada. Sea como fuere, el análisis más global que podemos hacer de este fichaje es muy positivo. De Paul, a priori, encaja muy bien en este Atlético de Madrid, y el equipo, viniendo de donde viene, y, sobre todo, estando donde está en estos momentos, podría garantizarle al futbolista argentino un buen escenario para acoplarse de manera muy rápida a la rutina. Rodrigo de Paul, por calidad y carácter, recala en este Atlético con la sensación de que trae de serie una buena mili a sus espaldas. El argentino lo tiene todo para ser, como Carrasco y Llorente, la unión entre el conservadurismo y la regeneración (dos procesos tan necesarios como consecuentes con cada momento) del plan de Simeone.

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Foto de portada: Kristian Kane/Focus Images Ltd.