Mbappé, Neymar y Keylor Navas para salir vivos


En el fútbol dos más dos nunca son cuatro, y esta es la razón principal por la que este deporte nos gusta tanto. No hay explicación posible para demostrar por qué el Bayern Múnich acabó perdiendo ante el PSG, después de rematar 31 veces en 90 minutos (12 de ellas entre los tres palos), y tener un índice de posesión que por momentos superó el 60%. Pero su partido sí sirve para representar qué diablos es la grandeza en la UEFA Champions League. Si el martes fue el Real Madrid el que tiró de calidad y carácter para sobreponerse al gol en contra, una situación muy complicada de manejar futbolística y emocionalmente por cualquier equipo en esta competición, este miércoles le tocó al Bayern Múnich apretar los dientes ante un PSG que en la primera media hora ganaba 0-2. A pesar de la derrota, que evidentemente está ahí y le obligará al Bayern Múnich a ganar, como mínimo, por dos goles de ventaja en el Parque de los Príncipes, los de Hans-Dieter Flick compitieron con todas sus armas ante un PSG que impuso su pegada entre Mbappé y Neymar, pero que, como ya sucedió en la vuelta de octavos ante el Barcelona, dejó dudas a nivel colectivo.

Bayern Múnich 2 (Choupo-Moting 37′, Müller 60′)
PSG 3 (Mbappé 3′ 68′, Marquinhos 28′)

Bayern vs Away team - Football tactics and formations

El plan de partido de los dos equipos fue claro desde el arranque. El Bayern Múnich, que llegaba con las bajas de Robert Lewandowski y Serge Gnabry, trató de llevar una mayor iniciativa a través de la posesión para imponer desde muy pronto el guion de partido que más le caracteriza. Nada más empezar, de hecho, Choupo-Moting, el ‘9’ encargado de reemplazar al polaco en el once titular, mandó un balón al travesaño de la portería de Keylor Navas. Pero la reacción del PSG fue instantánea. En esta web ya hemos analizado los problemas que sigue teniendo el Bayern Múnich para controlar mejor sus pérdidas debido a la gran cantidad de futbolistas que sitúa por delante de la línea del balón para atacar (y no alrededor de este, como pueden hacer los jugadores del Manchester City, por ejemplo), lo cual provoca que los esfuerzos de sus futbolistas en la recuperación deban ser tan intensos como exigentes para su propia condición física. Son esprints que nacen directamente del corazón y los riñones de pivotes y centrales, y no siempre es la propia disposición del equipo sobre el césped la que le permite estar del todo junto en el momento y/o la zona en que se produce la pérdida, y eso lo aprovechó el PSG para castigar con el contragolpe del 0-1. Di María, Neymar y Mbappé encontraron un claro en la transición defensiva del Bayern Múnich, y las inconexiones que se crean en este tipo de situaciones, entre los pivotes que van a saltar sobre el poseedor de la pelota (Neymar) y los centrales que se hunden con el desmarque de la referencia más adelantada (Mbappé), provocaron que los parisinos llegasen con claridad a la portería defendida por Manuel Neuer. En este sentido cabe destacar que Mauricio Pochettino salió de inicio con Mbappé en punta (sin Icardi, que fue baja por una lesión) y Draxler en el sector izquierdo (con Neymar como mediapunta).

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Desde entonces, el dominio del Bayern Múnich fue absoluto. Los alemanes activaron la maquinaria y el PSG, que en un primer momento había pretendido adaptar su presión a la altura del esférico, debió conformarse con replegar en un 4-4-2 bajo (con Neymar y Mbappé como futbolistas más adelantados) que cedió ante la insistencia de los Sané, Müller, Coman, Kimmich, Choupo-Moting, Alaba y compañía. Ahora bien, en una de sus pocas salidas al espacio Neymar se inventó una genialidad para firmar su segunda asistencia en el encuentro, esta vez a Marquinhos que apareció en el área para definir delante de Neuer, y este segundo tanto encendió los pilotos rojos del Allianz Arena. La reacción del Bayern fue la misma que tras el 0-1, y exactamente la misma después con el 2-3: atacar, atacar y atacar. El equipo de Múnich apretó con todo. No dudó. Trató de no ofrecer más concesiones. Y fue en esas cuando el talento de sus mejores jugadores se fue imponiendo, a pesar de las bajas. Joshua Kimmich completó un partido de máxima jerarquía desde su posición y en todas las que después se fue desenvolviendo. El internacional germano actuó con una responsabilidad absoluta sobre el juego de su equipo, y con el balón tuvo una influencia marcadísima a todas las alturas: organizó los primeros pases del Bayern, por delante y por detrás de la línea divisoria, encontró referencias dentro, jugando hacia delante para conectar con los apoyos interiores de Sané y Müller, y en los metros finales sumó ese golpeo (tanto en el centro como en el remate) diferencial en el juego y las acciones a balón parado del Bayern Múnich. Suya fue la asistencia a Müller en el 2-2; un centro tocadito con el interior de su pie.

Joshua Kimmich completó un gran partido desde el centro del campo del Bayern. Foto: Daniel Hambury/Focus Images Ltd
Joshua Kimmich completó un gran partido en el centro del campo. Foto: Daniel Hambury/Focus Images Ltd

El Bayern, como decimos, fue con todo. El equipo de Hans-Dieter Flick no concibe otro plan que no sea un acoso y derribo constante en los metros finales, y lo cierto es que hizo méritos de sobra para, como poco, no perder este encuentro. Antes del todo eso, por cierto, el cuadro alemán introdujo dos cambios: Alphonso Davies entró de lateral izquierdo (por Goretzka), desplazando así a Lucas Hernández al centro de la defensa y a David Alaba al centro del campo, y a continuación Jerome Boateng reemplazó a Süle en el eje de la zaga. Pero después de este pequeño paréntesis volvamos a la segunda parte, y retomemos el 2-2 después de que el PSG amagase con salir con otra intención tras el descanso, porque en este punto toca hablar de otros dos futbolistas que no se arrugaron en los peores momentos. Neymar, autor de las dos asistencias ya comentadas, fue el primer receptor en las transiciones ofensivas de su equipo. El brasileño recibió muchas veces muy cerca de la frontal de su propia área, donde estaba defendido por la insistencia tan vertical y agresiva del Bayern Múnich en sus ataques, y ahí dejó varias acciones de mucha calidad técnica para sortear la presión rival y lanzar a su equipo al espacio o provocar la falta con inteligencia.

Y el otro, indudablemente, es Kylian Mbappé. El francés, en punta, en un plan tan reactivo, no tuvo la participación activa de otro tipo de noches, pero aun así vacunó hasta en dos ocasiones al Bayern aprovechando su exuberancia física, su calidad y su determinación en el remate. La jugada del 2-3 definitivo es de crack total; no solo por la definición, que también, sino por el amago previo al remate con el que consigue engañar a todos los que tenía por delante. Tras este tercer tanto, como decíamos, el Bayern volvió a volcarse con todo. Como si no sintiera ni padeciera los golpes encajados. Y en esas, ya para cerrar el análisis, conviene apuntar el nombre de Danilo Pereira. El portugués, que jugó buena parte del encuentro como central tras la lesión de Marquinhos en la primera media ahora (y la entrada de Ander Herrera al centro del campo), achicó todo el agua que pudo en el punto de penalti. Se impuso varias veces por arriba (13 despejes), apareció para bloquear varios remates y consiguió, en definitiva, darle cierta estabilidad a la defensa en bloque bajo de su equipo. A los sitios en los que ya no llegó Danilo, apareció Keylor Navas, que estuvo pletórico en todas sus intervenciones (10 paradas en 12 disparos a puerta), y estos dos, sumados a la determinación de Neymar y Mbappé, explican el milagro en el Allianz Arena.

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Foto de portada: Kristian Kane/Focus Images Ltd.