Dos amigos de toda la vida


A Scott Morton le gustaba mucho el fútbol. Kenny Dalglish e Ian Rush lo engatusaron sobre el césped y las voces que emergían de The Kop, desde la grada. Sus hijos le escucharon contar todo tipo de historias y anécdotas al respecto. Hasta que empezaron a acompañar a Scott a Anfield. Allá, el presente tomó el relevo del pasado. Surgían nuevas estrellas. Como Steve Gerrard, ídolo de muchos, entre ellos el pequeño Tyler. La historia del excapitán del Liverpool es de las buenas. Muchacho de la zona, enamorado del equipo local, sale de la cantera para capitanear al campeón de Europa en una final memorable en Estambul.

Los Morton también disfrutaban del balompié lejos de Anfield. Wallasey, en Wirral, mira a Liverpool desde la otra orilla del río Mersey. Allí vive Tyler, que jugaba por en el Greenleas FC junto a su amigo Max Woltman. Los padres de ambos dirigían el equipo de sus muchachos hasta que éstos cumplieron siete años. Tyler y Max eran buenos. Los dos grandes de la ciudad quisieron incorporar al primero a sus respectivas canteras. Las respuestas de los Morton ya la habrás adivinado: no al Everton, y un gran por supuesto al Liverpool. Los dos zagales siguieron jugando nuevamente en el mismo equipo, pero ahora iban de rojo. Una gozada. Creciendo en la academia -primero en Melwood y luego en Kirkby-, y yendo asiduamente al estadio a ver al primer equipo, ambos futbolistas encontraron nuevos referentes sobre el césped.

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A Tyler Morton le gustaba mucho Thiago Alcántara. “Es difícil apartar la vista de él cuando está jugando”, dijo a Goal a principios de año. “A veces me encuentro intentando copiar sus movimientos, haciendo rodar la pelota con mis tacos, pases sin mirar… ese tipo de cosas. ¡Qué jugador!”. El pasado sábado sustituyó al internacional español durante la goleada al Arsenal. Salió en el ’84 para dar pausa al juego y mover el esférico por el centro del campo. Fueron sus primeros minutos en la Premier League, y los primeros en Anfield. Pero ya había jugado dos veces más con el primer equipo. Ambas en la Copa de la Liga esta temporada: 45 minutos contra el Norwich City y los 90 contra el Preston North End. En Deepdale brilló más. Salió de centrocampista de contención, pero suyo fue el balón a la espalda de la defensa para que Neco Williams asistiera a Takimu Minamino en el primer gol. Demostró su buena técnica y manejo de balón, así como su gusto por el tackle. Le da a todo el muchacho de 19 años.

Un box-to-box del siglo XXI acostumbrado a jugar con los mayores. A los 17 años ya andaba en el equipo sub23. Destacó con el sub18, especialmente en los derbis frente al Everton, y siguió haciéndolo con el filial del Liverpool, más allá de los derbis. La pasada campaña anotó cinco goles en la liga de filiales, frente al Manchester City, Tottenham, Everton, Manchester United y Chelsea. Estos cuatro últimos, además, de forma consecutiva. Su versatilidad y las nombrosas ausencias en el centro del campo (James Milner, Naby Keïta y Curtis Jones están de baja y Jordan Henderson sigue renqueante) le ofrecerán más oportunidades de jugar durante las próximas semanas. Sobre todo en Europa.

El Liverpool lo tiene todo hecho en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Pase a octavos y liderato en el bolsillo a falta de dos partidos. También tiene un calendario ajetreado por delante y lesiones en todas sus líneas. Una de ellas, la de Firmino, podría suplirla un seguidor del brasileño. Un admirador. Max Woltman. Tiene 18 años y lleva 18 partidos jugados con el Liverpool sub23 esta temporada. Ha marcado cuatro veces, dos de ellas en la UEFA Youth League ante AC Milan y Atlético de Madrid. Ha crecido junto a Tyler en la academia, y el futuro parece prometedor. Dos amigos de toda la vida jugando para el equipo de sus vidas, en la Liga de Campeones. En escenarios como Anfield o San Siro. Un sueño que podría a hacerse realidad. ¿Lo imaginan? El pasado enero, ambos firmaron sus primeros contratos profesionales con el Liverpool.

Foto de portada:  Michael Sedgwick/Focus Images